Según me indicó por escrito ayer el portal de arte "Artelista", la obra de mi autoría "Atardecer en la Sierra de Gúdar" había llegado a su destino en Chile, donde se le entregó a su comprador, un colecionista privado de arte. Salió de Valencia debidamente embalada, hace dieciséis días, donde ha tenido que lidiar con escalas, revisiones de aduanas, menos vuelos con el tema del coronavirus, etc., pero al fin llegó a manos del coleccionista que la vió en "Artelista" y me imagino que se enamoró de ella y la compró y que deseo que la disfrute. Aunque he pintado seguramente más de trescientas obras, recuerdo perfectamente el momento de composición y pintura de cada una de ellas y por supuesto de este paisaje nevado. Siempre pinto a pelo, directamente sobre el lienzo, sin boceto ni carboncillo previo. Este paisaje de Teruel, fue producto de la improvisación de mi mente, pues salvo rarísimas excepciones (No más de tres) todas mis obras sin producto de la imaginación, sin copiar ni inspirarme en paisaje previo y/o fotografía. Mis cuadros son caros, lo reconozco y yo soy el primero que no podría pagarlos, pero siempre he intentado que sean originales, pintados desde el corazón y a pelo, repito sin bocetos previos ni trazos a lápiz ó carboncillo para pintar después. Esta obra se entregó con certificado de autenticidad firmado por mí y con la garantía de que es única, pues se gestó y creó desde lo más interno de mi mente.
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